Bebés

Nuestro viaje por este mundo no es fácil. Pasamos de la comodidad y seguridad del vientre de nuestra madre, donde nuestros cuerpos se forman gradualmente alrededor del primer órgano que se desarrolla en nuestro cuerpo -el sistema nervioso central-, a un mundo que nos presenta retos desde el primer momento en que llegamos.

 Es el sistema nervioso central, visible desde tan pronto como la tercera semana, el que dirige la diferenciación y crecimiento en el útero que aporta seres únicos a este mundo de billones de humanos, y es este mismo sistema el que presenta la clave de la sanación y una vida de bienestar.

Sin embargo, el proceso del parto, por su propia naturaleza, somete el cuello y la columna del recién nacido a un estrés inmenso. La tensión y compresión de las articulaciones vertebrales (conocidas como subluxaciones) provocan interferencias en las redes de mensajes que controla el sistema nervioso central. Esto hace a los recién nacidos susceptibles a una amplia gama de malestares, que van desde una leve irritabilidad a restricciones en el movimiento, cólicos o problemas digestivos crónicos.

Entonces, no hace falta decir que nunca es demasiado pronto para que empecemos a prestar atención y enfocarnos en el funcionamiento y bienestar del sistema nervioso central de tu hijo.

Los estudios existentes demuestran que el cuidado quiropráctico para bebés, que es una forma suavizada y modificada del que reciben adolescentes y adultos, es eficaz hasta en un 94% de los niños que padecen cólicos. Del mismo modo, es efectivo en el combate de trastornos digestivos, infecciones de oído, nariz y boca; problemas posturales y de flexibilidad; dificultades para dormir y mucho más.

Rebecca Jackson director de Centro Quiropráctico Tortosa, es una miembro acreditado de la Asociación Internacional de Quiropráctica Pediátrica y Una especialista en la Técnica ‘webster’

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